Para muchas madres, el 10 de mayo fue un día de amor, abrazos, festejos y paseos con la familia, y bien merecido por la enorme responsabilidad y sacrificio que implica la maternidad. 

Pero del otro lado de la moneda, aquel que muy pocas personas voltean a ver, existen las madres cuyas vidas fueron marcadas por la desaparición forzada de sus hijas e hijos. Para ellas, el 10 de mayo no fue un día de festejo, sino de protesta. 

En la Ciudad de México se hizo la XII Marcha de la Dignidad Nacional, Verdad y Justicia para las Víctimas de Desaparición Forzada, para alzar la voz en nombre de las madres cuyos hijos e hijas salieron de casa y no volvieron jamás. 

Hasta finales del 2022, México superó las 109,000 personas desaparecidas, obligando a los más de 60 colectivos familiares que existen, a salir en búsqueda de sus desaparecidos. 

Esta marcha tuvo un doble motivo: protestar por el asesinato de las madres buscadoras, como fue el caso de Teresa Magueyal, a quien le arrebataron la vida cuando desaparecieron a su hijo Jose Luis en 2020. Pero la terminaron de matar a inicios de mayo 2023 cuando recibió balazos mientras manejaba su bicicleta frente a un jardín de niños. 

En México, la violencia no descansa tanto así, que ni siquiera el 10 de mayo puede ser una fecha feliz para algunas personas.