Ella es Apo Whang-Od, una mujer filipina de 106 años de edad que ha dedicado su vida a ser tatuadora. Pero ojo, no hace tatuajes como los conocemos, sino que usa una técnica indígena que ha pasado de generación en generación desde hace miles de años. 

Apo vive en la zona montañosa del pueblo Buscalan, y para tatuarte con ella debes atravesar un viaje de 12 horas desde Manila (capital de Filipinas) atravesando montañas, derrumbes e intensa neblina, una caminata de una hora y subir por terracería durante 40 minutos. 

Ella es la última mambabatok de su generación, es decir, la única que conoce la técnica ancestral de tatuado que en lugar de máquinas, utiliza un palo afilado bañado con una tinta entra en la piel con golpecitos hechos con un mazo de bambú. 

La famosa tatuadora ha aparecido recientemente en la portada de la revista Vogue, en donde le hicieron artículos especiales para hablar sobre su oficio, pues a sus 106 años es considerada como un estandarte de la identidad de la cultura ancestral de Filipinas.