A pesar de que las personas no blancas representan más del 80% de la población mexicana, son quienes tienen menos opciones de acceder a una vida digna. 

35% de los hombres y 71% de las mujeres mexicanas con tonos de piel oscura, tienen menos probabilidades de acceder a educación básica de acuerdo con el estudio “Por mi raza hablará la desigualdad” de Oxfam.

Además, 1 de cada 3 personas blancas pertenecen al 25% más rico de México, eso es un 52% más que las personas morenas y un 103% más que las personas afrodescendientes y de tez más oscura. 

Entonces sí, el color de tu piel te da privilegios. Esto se relaciona con el concepto de “blancura”, que son todos los rasgos físicos que te convierten en una persona que se ve más blanca que otra y que de por sí otorga una ventaja dentro de la sociedad por todas las ideas que se acumulan alrededor de este tono de piel. 

Ser una persona mexicana y blanca no es lo mismo que tener blanquitud, que básicamente son los pensamientos, actitudes, creencias y formas de vivir que privilegian todo lo asociado a lo occidental, lo blanco, lo europeo, lo “moderno”, lo “avanzado” y lo “civilizado”.

La blanquitud permite que los privilegios se queden con las personas blancas o con aquellas que tienen el poder adquisitivo suficiente para pagarse ese estilo de vida que se ve en todas las películas mexicanas protagonizadas por actores y actrices que representan a menos del 12% más blanco y privilegiado del país. 

El Reporte Mundial de la Desigualdad 2022 muestra que este sigue siendo unos de los principales problemas sociales en México, donde solo el 10% de la población acapara el 79% de la riqueza, mientras el 50% de los mexicanos continúa en su lucha cotidiana contra la pobreza.